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Experiencias Paranormales

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Alma de Fantasma - Cap 1. Escuela

Comencé a percibir una presencia indescriptible, una energía que me dejaba exhausto al final del día. Es hora de relatar los hechos; esta historia es verídica y espero que comprendan la situación. Aunque he visto numerosos casos en internet, este merece ser registrado en esta serie de relatos. No soy un escritor ni un narrador experto, pero confío en que mi experiencia pueda hacerte reflexionar sobre situaciones extrañas que pueden surgir en ciertas etapas de la vida. En 2006, trabajaba como intendente en una escuela primaria ubicada en una zona apartada, pero no demasiado alejada de la ciudad principal. La mayoría de los niños que asistían eran de la colonia circundante. Es importante señalar que trabajaba tanto en el turno de la mañana como en el de la tarde. Por lo general, el turno matutino contaba con más alumnos, mientras que el vespertino, aunque menos concurrido, aún llenaba la escuela de energía. A lo largo de los años, permanecí en el mismo puesto debido a la buena remuneración y al constante flujo de historias nuevas que escuchaba a diario por parte de los niños y el personal docente. Me sentía cómodo en mi trabajo, aunque ocasionalmente se contratara a otro intendente durante mis vacaciones para cubrir la continua actividad de la escuela. Con este contexto, puedo continuar con el relato. En 2010, el turno vespertino atravesaba una época difícil debido a la escasa demanda. La mayoría de los niños preferían el turno matutino, lo que dejaba un pequeño grupo de alrededor de 20 alumnos, desde primer grado hasta sexto. Recuerdo claramente que en el último grado solo había tres niños, lo cual contrastaba notablemente con el bullicio del turno de la mañana. Durante ese ciclo escolar, percibí una energía distinta en la escuela. Era la primera vez que la veía tan desolada y triste, como si estuviera completamente vacía. Debo mencionar que la escuela era bastante grande. Desde la entrada principal, unas escaleras conducían al patio de actos y celebraciones. A un lado de estas escaleras, se encontraba un amplio jardín que se extendía hasta tres salones adicionales. En el patio principal, más escaleras conducían a más aulas y a la oficina del director. Descendiendo unas pequeñas escaleras al lado de la oficina, se llegaba a otro pequeño jardín donde se ubicaba mi espacio de trabajo como intendente, equipado con todas las herramientas y recursos necesarios para la limpieza y el mantenimiento. En este espacio, había tres grandes árboles que proporcionaban sombra, y durante el otoño, el suelo se cubría de hojas amarillas y naranjas, creando un hermoso espectáculo visual. Disfrutaba de estos momentos de descanso, observando las hojas caer y sintiendo el fresco viento en mi rostro, sumergiéndome en mis pensamientos. A pesar de todo, me sentía vivo y agradecido por estos pequeños detalles que la vida me brindaba. Volviendo al inicio del ciclo escolar vespertino, me sorprendió la falta de energía en la escuela, pero no le di mucha importancia. Continué con mis tareas diarias, que variaban lo suficiente para evitar la monotonía. Sin embargo, siempre había trabajos recurrentes como barrer el patio principal, mantener los jardines frescos en verano, limpiar los salones y las oficinas del personal administrativo. Una tarea en particular, la limpieza de los baños, no era mi favorita, pero como cualquier otra, uno se acostumbra. Sin embargo, algo en esa tarea me generaba una sensación de pesadez. Es aquí donde comienza verdaderamente esta historia, pero es importante no adelantarse demasiado, ya que hay detalles pasados por alto que resultan fundamentales para lo que está por venir.

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